lunes, 6 de diciembre de 2010

La despedida...

...que me dieron el domingo por la noche fue como te puedes imaginar. No me enteré de nada, ni me imaginaba que me iban a regalar otro recuerdo más. 
Son lo único que me preocupa: porque quiero que estéis cuando volváis... porque solo espero que sepáis que mis últimos tres años han sido vuestros por todo lo que hemos sobrellevado en todos los terrenos habidos, conocidos y algunos casi dignos de una peli de Spielberg (memorable aquel verano de rodaje casi destructivo).

Me regalaron una última noche, como la de Eduard Norton en la película de Spike Lee pero sin paliza al final. Bueno sí, paliza hubo, pero emocional porque llegué a casa sobre pasado, sin poder dormir en las 5 horas que lo intenté... y sintiendo que OBVIAMENTE tod@s sois lo mejor de mi:

Primero en el bautizo, con mis tios, mis primos (al pequeño Chema lo veré cuando ya sepa andar; a Pablo, Ale y Jesús... paso de más moñerías) y mis padres. Esos de los que me acordé al final de la noche, cuando me di cuenta de que la gente que tenía a mi alrededor eran quienes eran porque, coño, me enseñaron a reconocer a las buenas personas: y éstos son los mejores.

Joder lo que les voy a echar de menos... lo que os voy a echar de menos.


Y la tarde...
Decidí llevarme a mis primos al lugar donde me ayudan a trabajar eso del para siempre en los recuerdos y... bueno, abrir la puerta ya mereció la pena: GRACIAS... por TODO.


Se acerca...

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