jueves, 9 de junio de 2011

Un viaje en metro de lo más entretenido...

...porque no todo va a ser hablar de cine (de antemano aviso que al final algo comentaré porque me conozco).
El caso es que... vamos a contarlo en modo relato:
Amaneció el día con la temperatura más alta hasta la fecha por estas costas del Atlántico. Tal era el calor que la noche la había pasado más nadando en sudor que reposando en ese marvilloso rincón de espacio limitado que algunos llaman sofá... y que él llama...lugarapretaditoperocómodoquehaceelapañohastaquelleguelacamadematrimonioqueesperairarecogeraikeaestefinde.
El caso es que se levantó y, tras la ducha y sudor (actualmente en cuanto se termina una llega la otra), se dispuso a salir de casa con destino "sus labores". Veáse, envío de un detallito en honor a cierto mesaversario y pago de la factura del teléfono.
Llegó a clase y después de una "util" charla sobre algunas herramientas de sincronización, se introdujo en el metro con destino "vuelta a casa y/u/o horno con paredes de papel".
El caso es que estando ya en el vagón, y llegada a la primera parada, un tipo de unos 200kg con más grados de alcohol en sangre que Paquirrín en un boda se desploma pegando un josconcio de padremuyseñormío que hizo temblar hasta los empaste del que esto escribe (curioso por otro lado, que el tipo en cuestión conservara los dientes porque la ostia fue memorable).
Acontecido el leñazo, y nota común en esta gran ciudad por la que te puedes pasear vestido con un taparrabos que la gente pensará que vas de domingo, nadie gritó ni se exaltó: será que ostiones de 1,90m de altura en mitad de un vagón es pan nuestro de cada día.
Pero claro, el "piloto", que dentro de su cabina diría: "esto suele moverse pero ese ostionaco no es mu normal que digamos"... salió y contempló como el maromo dormía la mona en el suelo. 
Solución?? Esto no se mueve hasta que lleguen los sanitarios. 
Y allí se encontraban esperando y mirando como la marsopa respiraba (curiosa imagen la de una chica aspirante a Spice Girl Pija que, aun teniendo al manití a sus pies, no paraba de beber su café helado del Starbucks) cuando un tipo de dos metros de origen afroamericano (para que no me pongan etiquetas) empezó a increpar a uno de origen... portoriqueño, mexicano, ecuatoriano... me lío un poco, la verdad. El caso es que uno acusaba al otro de intentar robarle la maleta mientras que el otro se defendía utilizando un argumento tan sencillo como realista: "¿Te crees que soy tan gilipollas como para intentar robarle la maleta a un tipo de 2m delante suya y de 40 personas más?". 
Total, que el argumento parecía no convencer al dueño del artículo en cuestión que no dejaba de poner su dedo índice a cm y medio de la cara del otro. 
Y cuando éste que esto escribe pensaba: "como le ponga el dedo otra vez en la cara le va a a caer una..."
OSTIA!!
Perdón, voy a hablar con propiedad: guantazo con mano abierta que poco menos que saca al mamotreto del vagón.
Y nada, ahí que se iban a ensarzar a mandobles cuando una mujer, sentada con su hijo y muy amablemente dijo: "iros a partiros la puta cara a la puta calle".
"Mamá, cómo me gusta cuando dices cosas bonitas" (debió pensar el hijo).
Y poco más... el viaje continuó 45 MINUTOS MÁS TARDE... con todo el mundo chorreando sudor por los cuatro costados y con un detalle curioso: el tipo que casi pierde los dientes en el guantazo contra al suelo abrió los ojos cuando los sanitarios se lo llevaban y, dentro de su confusión, solo pedía que le ayudaran a coger una barra de mentos que desafortunadamente se le había caido al suelo.

Moraleja
Borracho SÍ, pero con buen aliento.

Un besito... o dos...

PD: No he hablado de cine... estaré desintoxicándome???

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