miércoles, 7 de septiembre de 2011

Feliz...

...y creo que podría ser un poco más concreto: maduramente feliz.
Lo que desde mi estúpido punto de vista (y seguro que a todas luces erróneo) viene a significar que es una felicidad llena de muchas cosas y momentos, algunos de ellos lejanos de la definición de la propia palabra (vamos, que hay días jodidos).
Y es que los últimos días, entre trabajo de storyboard y trabajo de production book, en lugar de ponerme a hacer cosas, me sentaba en el sofá a relajarme y pensar un poquillo. Y en una de éstas me acordé de este rincón... y de su título: vine a NYC a encontrarme y hoy, aquí, puedo afirmar con una sonrisa que eso no ha pasado... porque lo que he aprendido hasta la fecha es que todo el mundo cambiamos tanto, nos adaptamos a situaciones, reaccionamos, sufrimos, echamos de menos, disfrutamos... son tantos los estadíos por los que pasamos que resulta imposible conocerse... del todo.
Así que podría afirmar que no me he encontrado, pero me he conocido mucho mejor. Y que nadie se lleve a equívoco: esto no es ni mucho menos una despedida, es la intención de poner sobre la mesa (o la pantalla en este caso) la lección que he aprendido y que me hace respirar tranquilo... y con una sonrisa.

Porque en cierto punto, antes de venir hasta aquí, pensaba: "¿qué coño me deparará a mi esta aventura?". Asustaba no cumplir con los esquemas mentales que tenía en la cabeza.
Y 10 meses después sonrío al afirmar que no me he encontrado pero sí me conozco.

No me he encontrado, entre otras cosas, porque sigo sin tener ni puta idea de dónde voy a estar dentro de 3 meses...
Pero me conozco porque sé que podré adaptarme a lo que venga. Porque creo que he sacado en claro que puedes tener planes y esquemas, pero en ningún caso estos pueden ser rígidos, porque es en dicha situación cuando tienes todas las papeletas para llevarte una "hostia bien dá".

Me he dado cuenta de que no existen blancos o negros (y no hablo de raza que nos conocemos). Hablo de extremos, de polos opuestos. Bueno, sí, posiblemente sí existan (vamos, que sí, que seguro que existen), pero en mi caso no pienso acercarme a ninguno de ellos, y creo que la forma de felicidad que llevo conmigo es un ejemplo: 
no soy feliz como Santa Claus puesto de Crack el 25 de diciembre (Santa Claus... Papa Noel coño!!) pero desde luego no soy una pena con piernas, es más, estoy aquí ahora para decir que soy feliz.
Disfruto lo que tengo, valoro lo que me dan y lo conseguido... pero no me conformo, y no creo que nunca lo haga.
Tengo lo que quiero y necesito... pero no voy a pararme ahí.

Y es curioso como dicha sensación se extiende en mi persona: la Thesis, ese proyecto que sigue avanzando y por el cual te debo TODO y MÁS, es un reflejo de lo que aquí estoy martilleando. Randy, profesor de guión, decía: "el mejor de los cimientos de tu historia (que no es solo mía, que conste) está en que los tres personajes, no son buenos, ni malos: se mueven en una escala de grises... como cualquier persona de ahí fuera".
Porque, por lo general, el cine (el comercial por lo menos) tiende a mostrar personajes que, ya sea por ellos mismos o por la situación que atraviesan, son extremos: los buenos son muy buenos, y los malos son unos hijos de puta con licencia. 

Los personajes de "Second Round" son grises, uno más oscuro, una más clara... y otro que vive justo en medio.
Y puede que sea porque me ha costado casi 31 años, pero por fin he llegado a saber cómo soy (solo un poquito)... y he descubierto que no se debe ser extremo en nada... ni siquiera en la felicidad.
Soy feliz... GRACIAS.

2 comentarios: