lunes, 3 de julio de 2023

SOBRE EL GUIÓN: los "personajes" del escritor

Solo por poner un poco de contexto, “Volver a Ver”, es el segundo largometraje y parte de dos condiciones que, aunque a priori puedan sonar a complicaciones, la realidad es que han sido las maravillosas culpables de haber llegado a una historia de cuyo guión es el que más orgulloso me siento hasta la fecha.
A saber, las condiciones eran:
 
-DOCE PERSONAJES PRINCIPALES: sí, doce… y sí, principales. Y por principales entiéndase que su peso en pantalla y en la historia debía ser completamente equitativo.
 
-Una historia que OCURRIERA DURANTE TODO UN AÑO: es decir, el rodaje debía empezar en Octubre – Noviembre y extenderse hasta Junio.
 
Durante todo el verano de 2022 estuve dándole muchas vueltas a dos ideas que me rondaban por la cabeza: un thriller de terror y un thriller periodístico. Recuerdo alguna que otra conversación con los actores (que ya por entonces eran amig@s y que ahora son familia) hablando sobre las posibilidades de adentrarnos en una película de género, algo que les seducía mucho. 
 
Pero en mi cabeza había algo que no terminaba de encajar: 

-En la primera de las opciones, el escollo era que no soy un fan del terror (por lo general son películas que me aburren y que su necesidad de agarrarse a tópicos y arquetipos me resultan de lo más desmotivante), y que me costaba dar con un mapa narrativo donde, jugando al terror, pudiera mantener la primera de las dos condiciones.
 
-Pasé entonces a la siguiente idea: un thriller sobre la redacción de un periódico que debe enfrentarse a la dualidad moral/profesional sobre dar una noticia de terrible impacto para la sociedad, la noche antes de un momento que cambiará el curso de la historia del país. Esta trama podía cumplir a la perfección la primera de las condiciones, pero era en la segunda con la que entraba en conflicto ya que pedir a doce actores que mantuvieran un raccord físico durante todo un año resultaba casi una quimera toda vez que much@s de ell@s tienen otros trabajos con los que tienen que cumplir.

Así que me planté en pleno Agosto sin saber qué camino tomar. Pero un día (que recuerdo vivamente), mientras salía a correr (la increíble faceta clarificadora que, en mi caso, tiene el hacer ejercicio) se alinearon todos los planetas: una terapia. Haciendo girar la historia en torno a una terapia podía hacer transcurrir la historia durante todo un año, teniendo a los doce personajes con la misma relevancia para la historia y, al mismo tiempo, pudiendo darle al reparto roles interesantes que supusieran un reto por el simple hecho de tener que manejar aspectos muy personales de los personajes.

Vi mucho material de distintas películas pero fue una serie documental “Terapia de Parejas”, la que me terminó por convencer: las ideas dispares con la que afrontan las crisis mezclado con lo banales que parecían muchas de esas crisis, me llevaba a un camino donde drama e incluso comedia tenían espacio.
 
Pero el thriller seguía rondando mi cabeza. Las dos opciones iniciales habían hecho mella aunque esa huella es algo que no estaba presente en mi cabeza durante la escritura. Quiero decir, cuando tenía claro el núcleo de la historia, en ningún momento me planteaba que tenía que ser un thriller, es más, en base a los conflictos de los personajes y sus características cabían drama y comedia pero no veía el thriller por ninguna parte.


 
Y así me senté a intentar escribir pero me costaba una barbaridad articular las relaciones de los personajes, no entre los que estaban directamente relacionados, sino entre todos ellos. No sabía si debían estar todos interconectados, si simplemente se cruzarían durante la historia pero como el que pasa por el fondo de una calle o si el hecho de estar todos yendo a esa especie de terapia sería suficiente para entender la inter-relación de la historia.
 
A mi cabeza llegó entonces “Crash” (la de Haggis de 2005, no la de Cronenberg con gente follando en un coche). Uno de los guiones que más he disfrutado y alabado y una de las películas que más veces he recomendado. 

Le dije a Alex que quería volver a verla (no, el título no viene de aquí, y tampoco voy a revelar su procedencia... todavía) y nos sentamos una noche, una vez Leo cayó dormido, y… Bueno, digamos que no paré de maravillarme por la capacidad de Haggis de hilar una historia, con personajes tan dispares, provocando tantas emociones y dándole una narrativa tan genialmente construida a lo largo de sus dos horas (que se pasan volando), haciéndola girar en torno a un tema común: el racismo.
 
Fue esa noche cuando lo entendí: tenía que encontrar ese tema común y todos los personajes girarían en torno a éste. Y el tema lo encontré en mis miedos, en aquellas puertas que nunca quiero abrir y que, irremediablemente, llevarían a los personajes a ese puerto común: estar completamente perdid@s.
 
Es la pérdida de rumbo, de sentido, de lógica, de emociones… lo que nos hará movernos durante la película, mientras ell@s buscan una manera de encontrarse, nosotr@s navegaremos del principio al final hasta llegar a la resolución. Porque esencialmente era eso lo que tenía cristalino: principio y fin


Sin embargo, por más que le daba vueltas y vueltas, me costaba dar con todo lo que pasaba durante la mitad del viaje, y me frustraba mucho no saber cómo avanzar la historia de estos personajes.

 
Estábamos en Agosto y para la segunda semana de Octubre quería (y tenía) que tener un borrador que presentar a los actores. Pero los días pasaban, las semanas le seguían y a mi se me caían encima las horas sin que pudiera articular esta historia. 
 
Hay algo importante que quiero contar: este largometraje (y sobretodo su escritura) han sido un punto de giro en mi manera de trabajar en todos los sentidos. Normalmente, con cualquier proyecto pasado, aun cuando no existía la seguridad de que fuera a hacerse, me marcaba una fecha en la que tener un borrador presentable. La presión de cumplir con dicha marca del calendario era el combustible para llevar el barco a puerto. 

Volver a Ver” ha sido distinto: no ya por el hecho de que, en caso de no tenerlo fuera a decepcionar a más de quince personas, sino porque en ningún momento llegué a sentir el peso de esa fecha. Y en este punto es donde trabajar en la escuela (ECAES) ha sido el mejor entrenamiento para la escritura: el año pasado me lo pasé escribiendo escenas y cortos en cuestión de días (incluso horas en determinados casos) para poder ponerlos en práctica en clase o incluso rodarlo con los grupos de los talleres de interpretación.

Aquí algunos ejemplos que ahora que los revisito, noto el germen de "Volver a Ver" más que presente: 

1.- DESEO
 

Gracias a este entrenamiento, a pesar del paso de los días y semanas, no tenía la sensación de estar llegando al borde del abismo porque sabía que el momento de sentarme y escribir acabaría llegando. Pero es cierto que el bloqueo continuaba ahí hasta que un día comprendí que la dificultad de ver cómo se desenvolvían los personajes tenía que ver con que no los conocía: tenían nombres, cara, biografías, principio y final pero no sabía cómo sus personalidades se desarrollarían hasta verlos en acción. 


Así que tomé la siguiente decisión: estructurar la historia, algo que hago siempre en forma de escaleta pero que esta vez estaría basado no en lo que tenía que pasar sino en lo que podría pasar. De esta manera, no me cerraba a que los personajes, conforme se fueran interpretando, pudieran tomar otras decisiones o que, en caso de llegar a un punto de giro, los posibles caminos no estarían forzados a seguir mi decisión primaria: el personaje tiene que hacer esto sí o sí. Pues no, esta vez sería: el personaje puede hacer esto… o esto otro… o quizá todavía no sé realmente qué va a hacer, pero sí hacia dónde va a ir emocionalmente.
 
Y es ahí donde “Volver a Ver” ha supuesto un descubrimiento: hay una enorme diferencia entre la historia y las escenas que la componen, y las emociones e intenciones que las impulsa. Normalmente, desde el guión, nos agarramos a la consecución de escenas y secuencias que componen una película (especialmente cuando tenemos que pensar al mismo tiempo como productores); en este caso, he descubierto que lo importante es saber emocionalmente hacia donde pueden ir los personajes, y entonces las escenas nacen

Eso me llevó a alejarme del productor cuando escribo (hace muchos años que dejé al director de lado durante la escritura, algo que explicaré cuando hable del rodaje), pero dejar al productor supone no ponerte límites ni ahorrarte problemas… Lo que suele llevar a meterte en situaciones como escribir toda una secuencia que ocurre en un restaurante durante la noche de fin de año sin siquiera pensar en dónde cojones vas a encontrar un restaurante que te cierren para rodar cerca de 10 páginas en una sola noche... o dos.
 
Y así salté a la escritura, estructurando las emociones de los personajes, pensando en cómo empezarían al principio, en otoño, durante el primer acto y dibujando cómo sería su arco de transformación hasta llegar al final, en verano, durante un último acto pensado para resolver sus traumas.
 
Lo importante era saber que el arranque de la historia sería una presentación de personajes sin la necesidad de hablar de su pasado, es más, el pasado era un concepto contra el que luchar: es necesario saber por qué los personajes estaban dónde estaban pero hablar y trabajar sobre el presente. 

Por eso el arranque sería (o tendría que sentirse) como un único bloque con doce personajes (o trece), en lugar de doce mini historias avanzando hacia un punto de encuentro. De ahí que cayese muy pronto en el uso de la que será la herramienta principal de esta película: el montaje alterno. El único personaje que creo que jamás dejaré de lado durante la escritura será el de montador. Como guionista, director y productor, puedo trabajar de manera estanca, dejando al otro para cuando le toque, menos con el montador: éste estará siempre presente sé cómo voy a contar la película en montaje y sé cómo voy a articular las herramientas del montaje ya desde la escritura. No en vano, la edición es la escritura final y tienes más relación con ésta que con cualquier otra fase de la producción cinematográfica.
 
En esta historia, para cumplir con la premisa de la que doce historias se sintieran como una, sabía que el montaje alterno, el saltar entre escenas siguiendo la continuidad de una acción o de un diálogo, sería imprescindible. 


Y así escribí el primer acto, presentando a los personajes en el presente, sin mencionar el pasado y avanzando hasta ese punto de encuentro que sería la terapia. Llegamos entonces a la lectura y a los ensayos, y entonces conocí a los personajes.

NOTA: a los actores los conocía, a tod@s; escribí ex profeso para cada uno de ell@s, cogiendo algunas de sus características personales y sumándosela a los personajes, al mismo tiempo que  sumando otras que no habría que encajar.
 
Fue allí, al sentarme, escucharles y verles cuando comencé a entender hacia dónde podrían ir emocionalmente; fue en aquel momento cuando empecé a ver cómo los posibles caminos iban dibujándose.

Así durante el rodaje de la parte de otoño (rodada en invierno) fui absorbiendo su comportamiento, tanto es así que, en cuanto terminamos y entramos de lleno en navidades, estuve una semana procesando lo vivido con ell@s, en pleno 24 de Diciembre me senté a escribir todo el segundo acto prácticamente de una tacada. 

Me ayudó (y mucho) poder montar todo el primer acto porque entendí que la película, que surgió siendo un drama sobre los traumas en común de doce personajes, iba en realidad sobre la solución, y que ésta estaba en manos de una terapia poco ortodoxa, algo secreta y oscura, que se manejaba en una especia de submundo ajeno al nuestro… elementos todos estos que me llevaron a lo que la película es y ha sido realmente: un thriller.

El thriller… El género al que, como dije al principio, siempre vuelvo aunque sea de manera involuntaria: creo que el elemento que me lleva al cine (y que me ha llevado desde que tengo uso de razón) es la mezcla de descubrir cosas, mientras experimento la emoción de sus personajes, hasta llegar a un desenlace en el que resolvemos lo que parece un  imposible. Da igual cómo se dibuje, si en forma de misterio, problema o dolor, al final todo converge en el concepto del callejón sin salida al que hay que encontrarle una puerta… o una forma de saltar el muro.
 
Sentarme y visionar los primeros 20 minutos de la película fue la mejor ayuda para terminar de conocer el último de los elementos imprescindibles de esta producción: si bien ya conocía a los personajes, me quedaba por entender los elementos del género al que pertenecía su historia. Y el thriller tiene una serie de códigos (muy comunes a otros géneros cinematográficos) que a “Volver a Ver” le son muy necesarios: la diseminación de información, el punto de vista de quién realmente lleva la historia y la resolución de puzles que, en realidad, llevan a otros puzles más complejos.
 
Después del rodaje de la segunda parte (entre Febrero y Abril), llegué a la tesitura de tener que articular el final de la película, que sí, que estaba escrita pero que ahora, después de 7 meses de escritura, ensayos, rodaje y montaje había llegado a una reflexión importante: cuánto han aprendido los personajes… y cuánto he aprendido yo

Y es que “Volver a Ver” ha sido esencialmente eso: un proceso de aprendizaje bestial. Muchísimas veces he dudado de esas historias que hablan de procesos de producción cinematográfica donde el guión está esbozado y se va escribiendo sobre la marcha. 

Leer como Christopher McQuarrie o John Logan escriben y reescriben al tiempo que la producción progresa siempre me ha parecido una locura (seguro que por la necesidad enfermiza de tenerlo todo bien atado), pero ahora entiendo que hay un gran beneficio en escuchar a los personajes y aprender con ellos. 

Es cierto que, las condiciones en las que yo he podido experimentar este modelo de trabajo son millones de veces más plácidas que las que trabajan en producciones donde las fechas son el yunque que aprieta, pero aun así… La verdad es que ha sido una experiencia tan novedosa como disfrutable, aunque no sé si lo suficiente como para cogerla como modelo de trabajo, para qué mentir.

 
La escritura del último acto fue, con mucho, la más compleja de todas por el simple y mero hecho de querer aunar lo que tenía claro (y escrito) desde el principio con lo aprendido durante el viaje. Me resultaba extremadamente complejo intentar el cubo de lo escrito entrara por el cilindro de lo experimentado. 

Así que me topé de bruces con el documental sobre el psicólogo “Stutz”, de Jonah Hill. 
Su metodología de trabajo y forma de ver la ciencia sobre el tratamiento con personas me abrumó. Me empapé, investigué y llegué al punto de comprender que el elemento final de nuestra terapia podía beber de mucho de lo que él propone. 

Y fue entonces cuando el puzle tomó forma y, a falta de dos días (literalmente) de entregar el borrador final, conseguí cerrarlo.

Como ves, la escritura de esta película ha sido como la misma película: 
un viaje.

sábado, 24 de junio de 2023

"VOLVER a VER": final del rodaje

Han pasado 8 años desde la última vez que aparecía por aquí, un rincón que solía usar para contar las cosas que se me pasaban por la cabeza.

Hoy vuelvo por el simple y mero hecho de que lo tengo que decir no cabe en un post de IG, así que, por logística, requiero de este espacio... Aunque me da a mi en la nariz de que voy a volver a darle un uso, porque durante "Encontrados en NY", hicimos un diario de rodaje, y con "Volver a Ver" no hemos contado nada.

Y el rodaje ha terminado, así que hablaré aquí del proyecto, de su gestación, de los "secretos" que nadie sabe (ni siquiera los implicados), de las curiosidades y de su postproducción.

Porque "Volver a Ver" es nuestra segunda película, pero de esto hablaremos más adelante. Ahora toca otra cosa, ahora toda dar las gracias:

Todo esto empezó con ell@s: con su valentía por saltar al vacío, casi literalmente porque no tenían ni idea siquiera de cómo era el barco al que se subían. Esa valentía desde su lado de esta historia llegó hasta mi en forma de confianza. Una palabra que solemos decir muy a la ligera pero que, en este mundillo es vital, la piedra filosofal sobre la que se asienta todo lo que necesita cualquier director/a.
Sin abrir demasiado una puerta que me apetece dejar cerrada, allá por 2017/2018, una mala persona me dio tan fuerte que la hostia derrumbó toda la confianza que había construido desde que a los 14 años cogí una cámara, 
hasta que hace dos años llegué a ECAES y la sensación fue completamente distinta: una sensación conocida y, al mismo tiempo, casi nueva

La confianza volvió, pero claro, era algo mío conmigo mismo, si es que esta expresión tiene sentido. 

Su confianza (tanto desde la escuela como del reparto) es algo que sigo preguntándome de dónde viene, pero no es el momento de hacer la pregunta sino de agradecer la respuesta, porque su implicación con el proyecto, su dedicación y entrega y su fe en lo que estábamos haciendo está a una altura que da vértigo solo pensarlo. 
 
Para eso estoy escribiendo esto: el pasado lunes 19 de Junio terminamos de rodar el largometraje "Volver a Ver" y he tardado varios día en procesarlo porque… vamos a ser honestos, no tengo la sensación de haber terminado una película.


Quizá porque este proyecto se empezó a rodar en Noviembre de 2022 y han pasado muchos meses desde que dimos la primera claqueta; quizá porque mucho de la película ha ido surgiendo conforme íbamos rodando: sabíamos cómo empezábamos y cómo terminaríamos, pero mucho de lo que ocurrió por el camino, se creó a raíz de sus interpretaciones, de su trabajo; quizá porque quería hacer una recapitulación sin dejarme a nadie por el camino (algo que seguro va a pasar).


Y la recapitulación empieza con la proposición del proyecto a Elo y Manuel, y el apoyo de mis compañer@s: dar luz verde a un proyecto que, de entrada, parece más una locura que otra cosa es otro gesto de valentía y sí, de confianza. Y ahora que el barco ha llegado a puerto, toda mi responsabilidad es hacer la mejor versión posible para estar a la altura de la apuesta.

El siguiente teléfono al que quería llamar, sí o sí, tenía que ser el suyo, el de mi Carlos, compañero de batalla que es el máximo responsable de que esta película luzca como lo hace. Con los ojos cerrados, y no en el mejor de los contextos porque, como gran profesional, estaba hasta arriba, se subió al barco. Sé que no lo ha pasado bien, sé que ha sufrido las condiciones y sé que habrá cosas con las que esté no del todo satisfecho, pero es lo que tienen los genios, que son inconformistas por naturaleza.


Y para genio mi amigo, hermano y compañero en la creación de estos personajes, Ollero, el director con más talento que conozco en el mundo de las artes escénica, una bestia parda a la que esta película tanto le debe. Su capacidad para guiar en la creación de personajes es algo con lo que he aprendido como hacía años. Observarle trabajar es, por encima de todo, eso: aprender.
 

Hace mucho MUCHO tiempo aprendí que las películas no las hacen los directores, las hace el equipo, y en ésta hemos contado con un grupo  a los que les debemos la vida de principio a fin, porque su nivel de compromiso ha sido… ni se me ocurre el adjetivo. 

Sumado todo esto he llegado a la única conclusión, esa a la que llegamos tod@s los que nos liamos la manta a la cabeza para querer hacer una película: al final esto va de dar las GRACIAS porque todo depende de ell@s, de tod@s y cada uno de ell@s.
 
Como espero que Alex y Leo sepan que absolutamente todo lo que hago es porque ellos están ahí.

Me ha tocado pasar muchos fines de semana fuera de casa, restar tiempo de estar con ellos, de jugar, de hacer el chorra o de ver por vigésimoquintavez "Spiderman Into The Spiderverse"...
Es la parte de esto que duele: podría suavizarlo, pero duele. Aunque duele un poco menos cuando vuelves y ves que te estaban esperando. O mejor todavía: cuando se vienen contigo.
Así que espero que sepan, del primer@ al últim@, que "Volver a Ver" es de ell@s.


Esta película ha sido especial también por esto: porque Alex ha sido la capitana del barco, consiguiendo que todo pasara cómo y cuándo debía pasar. Y si esto fuera poco trabajo, encima ha tenido la extenuante tarea de tener que rescatarme cada vez que me he caído, y no han sido pocas. 

"Volver a Ver" también ha supuesto otro punto de giro para un pequeño loco que ha probado esta “droga” y ahora no para de querer “hacer películas”.


Sabía que no iba a salir un post corto, eso sí, tampoco esperaba hacerlo tan largo, pero es lo que tiene dar las GRACIAS que empiezas y no acabas porque, al final, nada de esto puedes hacerlo solo.

 

Gracias a tod@s, de verdad…


PD: Permanece en línea que tiene pinta que vamos a darle vida a este rincón. Seguiremos hablando de "Volver a Ver"... y de otras cosillas.

domingo, 15 de febrero de 2015

ACERCA DE LA CONFIANZA EN UNO/A MISMO/A

Pensé en reabrir este blog hará cosa de un año porque tenía la necesidad de soltar una mierda que se había instaurado en mi cabeza... pero luego me di cuenta de que, más allá de esa mierda no tenía mucho más que decir, así que ¿para qué malgastar el tiempo de nadie? El tuyo y el mío.

Ahora sí quiero hablar de esa mierda. El porqué vendrá hacia el final.

Cuando de pequeño jugaba al fútbol tuve un entrenador que recuerdo que no hacía más que repetir que tuviéramos confianza en todo lo que hacíamos. Yo jugaba por detrás de los delanteros y mi "función" era dar balones para que marcaran. Cada vez que fallaba uno de esos pases, me venía abajo y me pasaba 15 minutos jodido por ese fallo. 
Pero ese entrenador no dejaba de decirme: "tú confía en ti mismo y no dejes de dar pases. Aunque sean una mierda, más tarde o más temprano, uno irá donde tiene que ir. Y después, en lugar de uno, serán 20... y así hasta que te salgan todos".

La verdad es que con 14/15 años no entiendes la metáfora que se esconde detrás de semejante perogrullada pero ahora, con 34 años, las cosas tienen un sentido que antes era jodidamente difíciles de ver.

Después de esta "entradilla" a lo "Any Given Sunday", voy al grano de la mierda en cuestión:

Hace un año, llevaba como 50 ó 60 envíos a festivales de "Encontrados en NYC" y no con los resultados que yo esperaba. Había ciertas cosas que estaban pasando alrededor de la película que no quería entender y que me estaban martilleando por dentro.

El punto llegó con cierta crítica de un miembro de la industria que vio la peli en el Festival de San Sebastián y que... bueno, obvia decir por dónde fueron los tiros. A la postre, ésta sería la crítica que más me ha ayudado posiblemente en mi vida profesional.

La cuestión es que, como es normal, te hundes, te quemas y piensas: "soy un mierda que no valgo para esto". Pero será el espíritu de deportista competidor estúpido que llevo dentro porque sólo un día después quise tener otro partido para lavar la imagen que de mismo tenía en la cabeza.

Y escribí esto:

Una historia sobre las mentiras, los miedos y el dolor de las verdades. Y reconozco que lo escribí sin más aspiración que dejarla en un cajón. Tardé como dos meses en escribir una historia de dos personajes encerrados en una única localización.

No quería mostrársela a nadie porque seguía con la sensación de ser un mierda de esta profesión. 
Pero al final -y casi sin querer- acabó en manos de un compañero... y después de otro... y después de otro... 
Y nos reunimos unos cuantos.

Y hubo un momento en el que pensé: lo mismo existe la posibilidad de que...

Y llegamos hasta esto:

Todavía no hemos conseguido rodarla, pero sigo persiguiéndola
Y sigo porque he aprendido que mi confianza debe fluctuar: creo que debe llegar lo suficientemente bajo como para cuestionarme cada elemento del proyecto, y lo suficientemente alto como para pelear a muerte por él.

Sé de lo que soy capaz y de lo que no, pero lo mejor es que sé de lo que es capaz la gente que está conmigo en la pelea.

No persigo ocupar el asiento que un día ocupó Alejandro Amenábar o el que ahora ocupa Xavier Dolan. Ya no. La época de perseguir unicornios se está quedando atrás.

No soy ninguno niño prodigio, ni niño y mucho menos prodigio.

Pero sí soy MUY pesao cuando creo en algo. Y ahí es donde juega la confianza, en tirar para arriba y perseguir ese objetivo o en plantarse y buscar otro camino... y mientras queda camino, queda carretera.

Y a mi me queda "Prevenidos".

miércoles, 4 de febrero de 2015

DE VUELTA A CASA

Los últimos 6 meses han sido un poco "extraños" en aquello de qué definir como """casa""".
Porque Sevilla ha sido, es y será mi ciudad. Pero desde que llegué a NYC la primera vez -en aquel 2003; soy más viejo que una puerta ya- siempre tuve la sensación de que esta era mi ciudad. No sé si me explico.

El ir y volver de la una a la otra ha supuesto un cierto caos mental a la hora de poder llamar """casa""" a la una a la otra.

Hace relativamente poco he tenido hasta 3 conversaciones distintas acerca de cómo afrontar esa sensación, y la conclusión es que las reglas del juego han cambiado:

-Lo que anteriormente estaba marcado por el estudios, trabajo, casa, familia... 
-Ahora se llama directamente BúscateLaVidaDondeTeDejen...

Así que de ahí viene esa sensación tan bien descrita por mi Alex como: "Somos una generación nómada".
Y es así: iremos donde podamos, lucharemos por sobrevivir e intentaremos seguir creciendo en todos los aspectos de la palabra.

Ah! El viaje fue realmente tranquilo -lo que alguien con pánico a los aviones agradece enormemente- y nada más llegar nos encontramos nieve por todas partes. ¿Y frío? Pues la verdad que después de 22 horas de viaje, tirar de 4 maletas de más de 23Kg cada una durante 6 manzanas, y subirlas 4 pisos sin ascensor... el frío es como un tío en Alcalá...

Estamos bien... Estamos en """casa""".

sábado, 31 de enero de 2015

4 AÑOS

Desde la última vez que escribí aquí. 4 años...

La madre que me han dado..........

Esto es como abrir una de esas cápsulas del tiempo, ya sabes... una mierda como esta:

Pues volver aquí es algo así, pero al revés.
Porque yo soy más imbécil ahora que hace 4 años.
Sigo intentando cazar un unicornio y recibiendo innumerables señales de que ni voy a cazarlo... y que ni siquiera existe.

Seguimos peleando como un cabezón sin neuronas que se da una y otra vez con el mismo muro, perdiendo gente que creía importante, sumando algunas otras que vienen con su propio martillo.

Pero seguimos peleando.

Los últimos años estuvieron marcados por: 

-Un par de paseos por Cannes con 12:26 - 12:31 y Second Round.
-Encontrados en NYC. Nuestro primer largometraje.
-Fundamos A films.
-Conseguimos la VISA.

Y ahora volvemos para ganarnos la vida. 

Fín de los hechos.

Estoy practicando eso de no mirar hacia atrás y poner el objetivo en lo que viene por delante. A ver quien gana...

Por el camino seguiremos peleando por esto:

Y por esto:

Cada día me veo más inútil en mi profesión y me seduce más y más lo de vivir de dar hachazos a trozos de madera en Finlandia mientras doy paseos con mi niña.

Estoy más viejo, más feliz y también menos correcto.

Esto es lo que es. Para todo lo demás, mastercard...
O aquí.